Carlos Lisca, ahora director de la BN, fue de los primeros encargados del sector A del segundo piso. “Se repartían tareas y, supongo que como yo tenía fama de intelectual, me tocó. Leíamos cosas que no leía el resto de los uruguayos”. Los presos tenían una “tarjeta de solicitud” en la que debían colocar su número y en qué piso, sector y ala estaban ubicados. En los casilleros disponibles escribían en orden de prioridad los números de los libros (en base al catálogo) que querían.
“De los 78 que podías poner, sólo te iban a llegar dos porque estaban prestados. El catálogo circulaba por el ala correspondiente. No podías tenerlo todos los días, te fabricabas un catálogo manual, copiabas lo que te interesaba”, repasa Alzugarat. “Ponías como 100 y algo te iba a tocar”, ilustra Elbio Ferrario, ahora director del Mume. Liscano, como todos los que cumplieron esa tarea, recogía las tarjetas de solicitudes y las llevaba a la BC, en el tercer piso. Allí, Vladimiro, al igual que todos los demás a los que les fue asignado ese rol, buscaba los libros y los enviaba por intermedio del encargado de sector. Los libros, a su vez, tenían en la última página una ficha que indicaba qué preso lo había retirado, su ubicación y fecha del préstamo. Podían tenerlo una semana, con una más de prórroga.
Excelente blog , a ver cuando ponen una foto suya! saludos.
ResponderBorrarque lindo blog! me gusta mucho, esta super creativo y ojala que continues asi.
ResponderBorrarsi no es mucha molestia, me ayudarias con algunos comentarios; yo no tengo niun problema en postearte :)
saludos, desde chile :)